27 de noviembre de 2016

Florencia. Día 2

Nuestro segundo día en Florencia empezaba genial. Hacía un día estupendo y ya teníamos reservadas las entradas para ver la Cúpula de Brunelleschi, el Batisttero di San Giovanni y el campanile de Giotto. En cuanto desayunamos nos fuimos hacia Il duomo, ya que todo lo que queríamos ver por la mañana está allí concentrado. Os recuerdo que nos alojamos en  el apartamento de Francesca, muy bien situado y en 8-10 min llegamos a la Piazza del Duomo. 
Como ya os he dicho las entradas las llevamos impresas, pero si decidís la visita a estos monumentos sin haberlo planificado antes, se pueden comprar justo enfrente del Batisttero, bien en taquilla o en máquinas expendedoras.
Lo primero que hicimos fue ver el Batisttero di San Giovanni. Lo más destacado del exterior de éste es la Puerta del Paraíso, su fachada de rayas blancas y verdes de mármol, y para mí el interior es absolutamente precioso.
Enseguida nos dirigimos hacia la catedral y queríamos ver antes de nada la cúpula de Brunelleschi, y empezamos el recorrido de escaleras y aunque la subida se hace dura.... Merece la pena ver tan de cerca una obra maestra de estas características. 
Tras observar la cúpula nos tocaba ver el campanile de Giotto, la hora elegida no fue la mejor y mucho menos en verano con 30º de temperatura, pero ya teníamos las entradas, así que... Sufrimos un poquito más en estas escaleras que en las de la cúpula pero también mereció mucho la pena y recordamos muy mucho el momento que pasamos y lo que sudamos para subir las dichosas escaleras. Vamos con las imágenes para que veáis lo que pudimos disfrutar.









Por cierto, tengo que decir si sois claustrofóbicos no sé si es recomendable que subáis porque hay algunas partes que son realmente agobiantes. Os dejo el enlace por si tenéis pensado ir y queréis llevar todo preparado podéis comprar las entradas aquí.
Nosotros llegados este momento nos fuimos a comer y tras mirar algunos sitios previamente elegimos Trattoria Pizzeria Gusto Leo. Nos gusto mucho por varias razones, la relación precio-calidad fue muy buena, tenían el aire acondicionado a tope y después de lo que habíamos sudado lo necesitábamos, no estaba muy saturado, había gente local y nos atendieron estupendamente,  además de estar muy cerca de la Piazza del Duomo. Como hacía tanto calor, dimos un pequeño paseo hasta la Piazza della Signoria. A la que yo definiría como una plaza donde se puede ver arte a cielo abierto. En ésta pudimos ver la estatua réplica del David de Miguel Ángel, el palazzo Vechio y la Logia de la Señoría, la fuente de Neptuno y una obra espectacular de arte moderno de Jan Fabre, la estatua de la tortuga que se la conoce como la búsqueda de la utopía. 
También buscamos la Fontana del Porcellino y su mercado y tras la foto de rigor,  nos fuimos a descansar a nuestro apartamento. 








Por la tarde fuimos hacia el Ponte Vechio, lo habíamos visto desde diferentes perspectivas desde que llegamos a la ciudad pero no habíamos llegado a cruzarlo y ver las numerosas joyerías que se concentran en él. Al otro lado del río Arno, se encuentra el barrio de Oltrarno que significa exactamente eso (al otro lado del Arno). En éste se puede visitar el Palazzo Pitti, la Piazza di Santo Spirito, la iglesia di Santo Spirito y los jardines Bóboli. No nos entretuvimos mucho porque queríamos ver el atardecer desde el mejor sitio donde se puede ver. Para subir cogimos un bus en Lungarno Guicciardini que lleva hasta la Piazzale Michelangelo. Antes de nada fuimos a ver la Iglesia di San Salvatore al Monte desde la que se obtienen unas vistas fabulosas de la ciudad, pero lo mejor está en las escalinatas de la Piazzale Michelangelo, así que allí nos sentamos a ver la maravilla de la naturaleza frente a la capital toscana. 
Desde aquí bajamos andando por un lateral donde hay unas escaleras que conducen hasta el Lungarno Serristori, cruzamos el Ponte alle Grazie y en nada estábamos en nuestro siguiente destino. En concreto habíamos decidido cenar esa noche en All'Antico Vinaio. ¡Y qué buena decisión! ¡Y las focaccias!. 







Cenamos de lujo, sentados en la calle como todo el mundo y después dimos un paseo por la ciudad de noche. Primero fuimos a la animada Piazza della Signoria en la cual había un concierto de música clásica, los que conozcáis este sitio os lo podéis imaginar, ¿no?. Una experiencia inolvidable. Después fuimos paseando junto al río y terminamos en la Piazza del Duomo, esa última foto es una de las más chulas del viaje para mí, ya que es de esas últimas imágenes que se quedan en la retina. 
Al día siguiente nos teníamos que levantar un poco antes ya que terminaba nuestra estancia en la ciudad y teníamos que coger el tren hacia Pisa desde donde salía nuestro vuelo, pero me levanté aún antes de lo que tenía previsto y me fui como una local más al mercado central a comprar algunos quesos y crema de trufa. ¡Me encantó sentirme una más!(y es que los me conocen saben que tengo ese gen italiano, jaja).