21 de diciembre de 2014

La Rioja, ¡apetece!

La Rioja, ¡apetece! es un slogan que creó la comunidad de La Rioja en 2012 para promocionar dicha comunidad y tengo que corroborar que sí que apetece.Una vez que pisas esa tierra con esos colores otoñales y descubres sus bodegas y su gastronomía, puedo decir que cada vez que pienso en La Rioja me apetece.
Hicimos una escapada en grupo, en esta ocasión alquilamos una casa en Logroño, y fue todo un acierto. Éramos 13, pero nos organizamos bastante bien, tampoco es que estuviéramos mucho tiempo dentro de casa, sólo para ducharnos y dormir.
El primer día teníamos reservada una visita a una de las bodegas más espectaculares por lo menos en cuanto a diseño arquitectónico se refiere. Los vinos que degustamos también eran exquisitos y la visita de lo más agradable, en la que puedes ver los entresijos de la bodega y te explican las técnicas utilizadas para la producción del vino. La visita cuesta 6 eur, aunque te los descuentan si compras alguna botella, no recuerdo muy bien cual era el mínimo de botellas para que aplicarán el descuento.
Os voy a mostrar unas fotografías de la bodega, a ver que os parece.





A los que no conozcáis esta bodega es la que diseñó el famoso arquitecto Santiago Calatrava cerca de la sierra de Cantabria en la rioja alavesa. Después de la visita que duró aproximadamente una hora o hora y cuarto,  nos dirigimos a un pueblecito llamado Laguardia que es donde está ubicada dicha bodega. Dimos un paseo y tomamos algunos pinchos en un bar de los que te puedes encontrar por esas gustosas calles. El pueblo se haya rodeado por una muralla y conserva ese encanto medieval.




 
 



 
 
Continuamos nuestro camino hasta Logroño, la capital de la provincia de La Rioja. Nos ubicamos un poquito y tras arreglarnos salimos dirección a la popular calle Laurel, y aunque no se cabía nos íbamos haciendo un hueco como podíamos en cada uno de los sitios a los que fuimos entrando, no os puedo decir nombres, pero tampoco hace falta. Empezamos el recorrido por una calle paralela llamada San Agustín. La famosa calle Laurel la dejamos para el día siguiente desde el principio hasta el final está repleta de bares en los que se pueden degustar exquisitos pinchos. Tomamos una copita y a dormir, no habíamos parado ni un momento y el día ya había dado mucho de sí.
 Empezamos el segundo día paseando por el Parque del Ebro y rodeamos la ciudad por el paseo que está junto al río. Nos fuimos metiendo por las calles hasta llegar a la monumental concatedral de Santa María de la Redonda, ésta tiene dos torres gemelas barrocas. Es preciosa.
A continuación empezamos recorriendo la calle Laurel y su travesía, estaban igual de llenas que la noche anterior, pero eso sí, degustamos pinchos en la mayoría de los bares. Para rematar la tarde nos fuimos a darlo todo a un karaoke y os podéis imaginar el panorama un grupo de 13 amigos después de un día intenso de vinos y pinchos en un karaoke. Lo pasamos realmente bien, por lo menos una servidora. Y creo que en este momento tengo que reconocer mi pasión por los karaokes. Es algo friki, pero... .
Con la tarde tan animada no nos quedaban muchas ganas de más, así que fuimos a cenar a un sitio que nos recomendaron en el mismo karaoke y a casa.










 
 El último día lo dedicamos sólo al viaje de vuelta. Hicimos una parada en Lerma para comer y dar una vueltecita por el pueblo. Su plaza mayor es una de las más grandes de España, incluso por delante de la de Salamanca, en ésta se encuentra el Palacio del Duque de Lerma, de éste no tengo imágenes, es muy bonito pero la plaza estaba llenísima de coches y las fotos no me gustaban.
 

 
Mi escapada a La Rioja la disfruté muchísimo, tanto por la compañía como por todo lo nuevo que conocí. Desde aquí os recomiendo que visitéis esta comunidad que tiene tanto que ofrecer. 
 LA RIOJA: ¡APETECE!