23 de mayo de 2014

Roma, la ciudad eterna. Día 1

Roma, la ciudad eterna. ¡Me encanta!.Esta era la tercera vez que estaba en Roma, es una ciudad que me encanta. Para mí Roma es una ciudad muy cómoda, si quieres puedes recorrértela andando, creo recordar que en las dos últimas veces que he visitado la ciudad he cogido el metro unas tres veces en total (curiosamente el metro sólo tiene dos líneas, así que es difícil perderse, jiji). Es cierto que en ambas ocasiones he hecho el mismo recorrido y no me he desplazado mucho del centro, así que de esta forma he dejado cosas por si hay una cuarta ocasión.
Los vuelos a Roma cogiéndolos con tiempo y no en fechas marcadas suelen salir bastante bien de precio, alrededor de 70 euros i/v. El hotel es un poco más caro, pero tampoco demasiado. Para mí la mejor zona es Termini, aunque puede parecer contradictorio, ya que si conocéis la ciudad, esta zona que está justo alrededor de la estación central de Roma es donde se reúnen muchos vagabundos y hace que parezca algo insegura.
Para mi es una zona cómoda, no es bonita, pero los autobuses desde/hacia el aeropuerto llegan/salen desde aquí, ya aterrices en Ciampino (situado a unos 15km del suroeste de la ciudad) ó en Fiumicino(situado a 34 km del centro de la ciudad), esto hace que no tengas que estar recorriendo toda la ciudad con la maleta a cuestas. El traslado de los aeropuertos a la ciudad es barato unos 4 euros por trayecto.
El avión salía bien temprano, a las 6.30 am. Y aterrizábamos en Roma Ciampino a las 9.00 am. Desayunamos algo en el aeropuerto y a esperar el bus. En cuanto llegamos al hotel, hicimos el check-in y nos invitaron a un capuccino, ¡exquisito!. Era la primera vez que un hotel me invitaban a un café mientras esperábamos a que nos dieran la habitación, éste hotel pintaba bien.
Ya situados, salimos a recorrer la ciudad.
Primer objetivo: Coliseo. Siempre empiezo por el mismo sitio. Me encanta ver la cara de mis acompañantes al ver este monumento. El anfiteatro de la época del imperio romano, fue construido en el siglo I,  en la antigüedad poseía un aforo para 50.000 personas con ochenta filas de gradas, en las que estaban junto a la arena se sentaban el emperador y los senadores, y así sucesivamente iban colocándose los estratos inferiores de la sociedad. En él tenían lugar luchas de gladiadores y actos públicos.
En el trayecto hacia el coliseo, siempre paso por la basílica de Santa María Maggiore. Es el lugar más grande e importante dedicado al culto mariano. En 1990 fue incluida por la UNESCO en la lista como patrimonio de la humanidad de Europa. Tras una ligera visita al interior de la basílica, continuamos hasta San Pietro in Vincoli, otra basílica de las más populares de Roma, ya que en su interior alberga el mausoleo del papa Julio II, con la famosa escultura Moisés, de Miguel Ángel.
No me entretengo más y vamos a ver unas cuántas fotos.
 


 


 
Esa imagen del coliseo justo cuando vas bajando la calle, ¡es inolvidable!. Os lo aseguro. Esto me ha pasado en alguna que otra ocasión con otros monumentos famosos(ya os lo contaré). Como yo tengo esa impresión, pues quiero que todo el mundo que visita la ciudad conmigo tenga la misma.
Para entrar al coliseo hay que saber una cosa, y es que las colas para entrar al anfiteatro romano son interminables desde primera hora de la mañana, para evitarlas la manera más sencilla es comprar la entrada en el foro romano( Via di San Gregorio, 30). La entrada combinada cuesta 12 euros, nosotros entramos primero al foro y al monte palatino. El monte palatino es la más céntrica de la siete colinas de Roma.
El foro romano era el foro de la ciudad de Roma, como su propio nombre indica, es decir, la zona central en la que se desarrolló la antigua ciudad. Dentro de él se encuentra una serie de monumentos, entre ellos el Arco de Tito.




 
En cuanto salimos del foro nos dirigimos al coliseo pasando por delante de toda esa gente que hace cola para comprar su entrada. El coliseo por dentro también impresiona, aunque no nos demoramos mucho, unas cuantas fotos y a seguir con el recorrido.
 



 
El objetivo siguiente era el Trastevere, este barrio tiene un encanto especial, para mi es la zona más auténtica de Roma. Sus callejuelas adoquinadas, sus balcones y ese ambiente hay que disfrutarlo. Cruzamos por uno de los puentes y recorrimos algunas calles, perderse por el Trastevere es un imprescindible en la visita a la ciudad. Siempre que viajo a Roma voy a comer al Trastevere, exactamente a un restaurante llamado 'Carlo Menta'. No será el más exclusivo de la ciudad, pero para mí reúne las condiciones esenciales. La comida está buena, te atienden bien y es barato, así que yo creo que es perfecto para disfrutar de una agradable comida en su terraza ó en el interior del local. Aquí os muestro un poquito del barrio más encantador de Roma.
 
 
 
La basílica de Santa María en Trastevere es uno de los monumentos más importantes de este barrio, así que se convierte en visita de todos los turistas que por allí pasan, incluidos nosotros. Se encuentra en la plaza del mismo nombre, esta inspirada en la basílica de Santa María la Mayor.
 
 
 
Tras dar la vueltecita por el Trastevere cruzamos de nuevo el río Tíber esta vez por el puente de la isla Tiberina. Aquí hay una pequeña heladería y que mejor momento para empezar a disfrutar de este maravilloso placer, los helados italianos son famosos y no puedes visitar Roma y no tomar helados. Casi todos están buenos, aunque unos más que otros, está claro que  no he probado todas las heladerías de Roma, pero para mí la favorita es otra.
Subiendo vimos de pasada el Teatro de Marcelo. Está parcialmente conservado.
 Llegamos hasta la Piazza di Venezia, esta plaza se encuentra en el centro de Roma, muy cerca del foro romano. En ella se sitúa el monumento conmemorativo a Vittorio Emanuele II. Este es impresionante, cada vez que lo veo pienso lo mismo. Es tan blanco, tan resplandeciente. Lo dicho, ¡impresionante!.
Dejando a nuestras espaldas este gran monumento continuamos nuestra paseo ahora hacia la zona comercial de la ciudad. Nos adentramos en la Via del Corso, entre otras tiendas visitamos la tienda de Disney. Es una tiendas para niños, pero se ve que yo todavía llevo una niña en mi interior, me gustan este tipo de tiendas. En ésta es súper gracioso ver que en el interior se encontraban estatuas de Miney, Daissy(la novia del Pato Donald), etc. como si de romanos o emperadores se trataran. ¿Las queréis ver?. También os gusta, ¿eh?.
 
 
Cerca de la Via del Corso, se encuentra una de las fuentes más famosas, por no decir la más famosa de toda Roma. La Fontana di Trevi, en la que se congrega tal cantidad de gente que si tienes suerte y encuentras un hueco para hacerte una foto, eres un afortunado. En la foto puedes salir tú y 300 más( jajaja).  A parte de la gente, la fuente es una maravilla. Es preciosa y su enclave es único. Se dice que recogen unos 3000 euros diarios de la fuente y esto no queda ahí, porque este dato va en aumento.
Vimos atardecer cerca de la fuente y cuando anocheció totalmente fuimos a la Piazza di Spagna, en la parte de arriba y tras subir la popular escalinata está situada la iglesia de Trinitá dei Monti.  Ya era bien tarde y como habéis leído no paramos mucho en todo el día, así que era la hora de descansar. Para terminar mi primer día os dejo con la famosa Fontana di Trevi.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

9 de mayo de 2014

Nueva York. Día 6 Central Park

Era nuestro último día en la ciudad y el tiempo no nos defraudó. Con un sol radiante desayunamos un café( si se puede llamar café, ya sabéis que el café en NY no es café, es 'aguachirri' con sabor a café) y un muffin en la maravillosa terraza de nuestro hotel.
Empezamos a andar, subiríamos desde la 10th hasta la 72th. Primero empezamos por la 10th, aunque pronto nos desviamos ya que había un mercadillo entre la 9th y la 10th, exactamente había ropa de segunda mano, mobiliario, antigüedades, .... Yo no soy mucho de mercadillos, no por nada, sino por torpeza, no sé comprar, pero siempre me encanta verlos y éste, aunque lo estaban empezando a montar, no iba a ser menos.

 
Seguimos con los ojos bien abiertos para no olvidar ninguno de los detalles que veíamos a nuestro paso, nos estaba gustando tanto NY que sin haber dejado la ciudad ya sentíamos nostalgia de nuestro viaje. Fuimos subiendo por la 8th que es una avenida bastante concurrida. Pasamos por Columbus Circle y avanzamos hasta la 72th, llegamos hasta el edificio Dakota. En él vivieron John Lennon y su mujer Yoko Ono. El cantante de los Beatle's fue asesinado en el portal y para recordar su memoria hay una zona en Central Park que lleva el nombre de Strawberry Fields, ya que su viuda así lo quiso. Justo si entras por la puerta que está enfrente de éste edificio se encuentra el mosaico de Imagine, en el que casi siempre hay alguien cantando la famosa canción. En nuestro caso un chico tocaba con su guitarra y nos dejó con los pelos de punta. ¡Cuánto disfrutamos ese momento!.
 

Ya adentrados en el parque más famoso de NY buscamos alguno de sus puentes más populares, queríamos llegar a una de las praderas, para ello pasamos antes por el Castillo de Belvedere, yo creía que sería algo más, pero parece de juguete. Al llegar a la pradera observamos la típica imagen de película en la que están todos los niños jugando al beisbol, el deporte por excelencia. Familias disfrutando del día con su picnic. Gente haciendo deporte e incluso un maratón benéfico y allá que nos colamos. Queríamos participar de la vida en NY y eso hicimos, colaboramos y recibimos bebidas gratis, snacks, etc. .
Tras un descanso en uno de esos bancos que llevan chapitas con el nombre de personas o bien con frases o dedicatorias que alguien dedica a alguien por algún motivo, esta idea de apadrinar un banco en el parque es iniciativa de la Sociedad Conservadora del parque. Estábamos cerca de Bethesda Terrace, que es la famosa terraza que aparece en la mayoría de la películas que se ruedan en el parque. La terraza superior tiene vistas al lago y a los bosques y la inferior es en la que se encuentra la también famosa fuente Bethesda, que es una de las fuentes más grandes de NY y es reconocida en el mundo entero. Y no podía irme de Central Park sin ver la estatua de Alicia en el País de las maravillas, y maravillada quedé yo con Central Park. Es un parque lleno de vida, y en el que se puede disfrutar de un día estupendo, haciendo deporte, paseando, alquilando una bici y recorriendo todo el parque, también se pueden alquilar coches de caballos, aunque está opción es más cara. Tal vez me faltaron un par de horitas más para poder haber hecho un picnic, pero teníamos que estar en el hotel a las 14.00 hrs. ya que era la hora acordada para el traslado al aeropuerto.
 

 



 
 
 
Cuando salimos de Central Park, bajamos por la 5th y vimos la tienda de Apple, la cuál se ha convertido en todo un icono de la ciudad. Y no podía dejar pasar la ocasión y al estar en la misma puerta, entramos a la tienda de juguetes FAO Schwarz. Allí estaba yo tan feliz tocando el Big piano. Tal y como hizo el actor Tom Hanks en la película Big rodada en 1988, aunque evidentemente no con ese ritmo, ni entonando la melodía.
 


Con esto termina mi experiencia en NY, aunque siempre habrá algo que contar sobre esta ciudad. Tengo claro que volveré, para no variar. Tuve diferentes sensaciones durante mi estancia allí, por  todo lo que te ofrece la ciudad, es caótica pero tranquila, es mágica,  es una ciudad llena de vida en cada rincón, es una ciudad sin prejuicios. Y lo describiría como: ¡No tengo más palabras para describirlo!. NUEVA YORK es alucinante y hay que vivirlo.